domingo, 16 de diciembre de 2007

Macacus sylvanus


En un punto elevado de Gibraltar, habitan unos monos sin cola que se llaman Macacus Sylvanus. Saben a la perfección el horario de los autocares turísticos. Medio minuto antes de que la habitual mole de ociosos llegue al lugar señalado, los monos dejan de hacer el mono de verdad para conducirse tal como los turistas esperan que se comporte un mono. Disimulando su escaso interés, se acercan dignamente, formando verdaderos grupos escultóricos; una coreografía casi religiosa, algo admirable. Posan con una mirada triste, de auténtica hambruna, mientras los turistas les fotografían. Cuando los monos deciden que la sesión fotográfica ha terminado, observan atentamente las manos de sus mediocres visitantes. Si no se les ofrece algo comestible se giran con desdén, reanudando su comportamiento de monos de verdad en algún acantilado cercano, lejos de cualquier intruso. Justo en el momento de retirarse, algún turista despistado intenta entablar con ellos todo tipo de diálogos amistosos; ya saben, esas monerías que se hacen a los niños para llamar su atención. Acaba recibiendo un soplamocos sabiamente administrado.

Antes de hablar, cuenta hasta cien.

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